La poesía de Javier Bozalongo está construida con un lenguaje directo. Sus poemas dan prioridad a lo descriptivo, a lo cotidiano por encima de lo evocativo, pero eso no significa que renuncie a la tensión estética. La comunicabilidad no está reñida con la exigencia formal y lingüística.
Al asombro y la emoción que destilan sus versos hay que añadir una fuerte dosis de crítica social enmascarada por la añoranza, pero ácida y reivindicativa. Hay algo de ilusorio en toda narración biográfica, pero esto, lejos de evadirnos de la realidad, contribuye a aumentar su carga simbólica: «Cualquier maleta esconde un doble fondo» y en ese doble fondo se encuentra la verdadera poesía.
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